Mi primer contacto con el método Pilates hace ya más de 15 años, me cambió la vida.
Siempre me ha gustado hacer ejercicio, pero no conocía otra forma de hacerlo que practicando aerobic, step, bodypump y otras muchas actividades dirigidas en el gimnasio, con las que sudaba y me divertía, pero nunca me proporcionaron esa sensación de haberme conectado con mi cuerpo y su forma de moverse, que tuve al terminar la primera clase de Pilates. Me sentí llena de energía y muy centrada.
Con la práctica empece a notar que algo iba cambiado. Había desarrollado un sentido del equilibrio y una fuerza que no tenía antes, sentía que controlaba mi interior y todas las partes del cuerpo y que podía moverlo de la forma que yo deseaba.
Mi cuerpo se fortalecía y las molestias de espalda desaparecieron, también mi mente estaba mucho mas centrada y relajada. Asi que me enamoré de ese método tan desconocido en España por aquel entonces y continúe practicándolo durante cinco años, dos veces por semana. Cada vez me sentía mejor y más enganchada al método.
Tuve la enorme suerte de conocerlo de la mano de un gran profesional, profesor de Pilates clásico, bailarin y coreógrafo, al que le apasionaba su trabajo y así lo transmitía en todas y cada una de las clases, de tal forma que terminó contagiándome esa pasión y entusiasmo por el método Pilates.
Con el tiempo empezó a insistir en que me formase como profesora del método para que toda esa pasión por Pilates que veía en mí, no quedara desaprovechada. Así que se convirtió en mi mentor y empece a profundizar más en el mundo de Pilates y del conocimiento del cuerpo y su movimiento, hasta que finalmente decidí dar el paso y formarme profesionalmente. En el año 2008 me certifiqué como instructora de Pilates, diplomándome un año después en Quiromasaje. Y ahí comenzó mi carrera profesional y mi sueño…
Comencé dando algunas clases con mi mentor, que compaginaba con mi trabajo en aquel momento, y haciendo suplencias y clases personales a domicilio. Pero pronto empecé a pensar en montar mi propio estudio, algo humilde, sin grandes pretensiones, donde poder desarrollar esa profesión que me apasionaba.
Algunos me tacharon de «loca» (no olvidemos que en el año 2010, cuando se abrió el estudio, la crisis estaba en todo su apogeo). Otros, no sólo confiaron en mi proyecto, sino que me apoyaron y me ayudaron a llevarlo a cabo.
«Siempre estaré agradecida a mi pareja y a mi madre por confiar en mí y darme ese empujón que necesitaba para convertir mi sueño en realidad, sin su apoyo y estímulo no hubiera sido posible»
De esta manera en junio de 2010 El Estudio de Pilates Marisa Rodriguez abrió sus puertas por primera vez. Hoy, ocho años después, y tras superar muchos obstáculos, que no os voy a contar porque necesitaría otra entrada y además os aburriría, aquel pequeño estudio se ha transformado en un espacio de luz y bienestar, enesenciamovimiento pilates&yoga donde puedo seguir desarrollando esta profesión que me apasiona, arropada por un gran equipo de profesionales del movimiento y la salud física y emocional. Por supuesto continúe con las formaciones que hasta hoy, no han dejado de formar parte de mi trabajo y me han permitido crecer profesionalmente y crear nuevos proyectos.
Fue una difícil decisión, tomada después de sopesar detenidamente, o continuar con la estabilidad de los últimos 7 años y estancarnos, o asumir el riesgo y luchar por un sueño.
Sin duda alguna, el riesgo ha merecido la pena. Mientras escribo este artículo, seguimos de la mano mi pareja y yo, hoy además convertidos en socios luchando con la misma ilusión y esfuerzo que el primer día.
Lo que comenzó como el sueño de una recién estrenada monitora de Pilates con más miedo que vergüenza, hoy es nuestro proyecto de vida. Vamos caminando despacito, salvando como podemos todas las dificultades que en este país supone ser «emprendedor», trabajando día a día con esfuerzo y empeño y asumiendo los riesgos que supone no quedarnos estancados para que mí sueño, hoy nuestro sueño, nunca deje de ser una realidad.
«Nada sucede a menos que primero sea un sueño.»
Carl Sandsburg