Hay una idea que me ronda la cabeza desde hace tiempo y que me gustaría compartir contigo hoy, sobre todo si estás empezando a tener grupos de Pilates de nivel intermedio o avanzado y te preguntas cuándo “toca” introducir ejercicios más complejos.
Para mí, un alumno avanzado no es el que hace el Crab, ni el Control Balance.
De hecho, he tenido grupos de nivel avanzado que nunca hicieron ninguno de esos ejercicios por diversos motivos.
Y, sin embargo, podrían haber dado una clase de Pilates con una comprensión profunda del método, una integración clara de los principios y una ejecución impecable de los ejercicios fundamentales.
¿Entonces qué significa “ser avanzado”?
Significa haber integrado los principios.
Significa moverse con intención.
Significa entender el “para qué” de cada movimiento, más allá del “cómo se hace”.
Un alumno que ha sido guiado con paciencia, que ha repetido y repetido sin aburrirse, que ha sentido las conexiones internas, que ha aprendido a observarse…
Ese alumno, aunque nunca llegue a hacer el Crab, ha avanzado más que muchos que coleccionan ejercicios “difíciles”.
Enseñar Pilates no es una carrera de obstáculos
A veces siento que hay cierta presión (sobre todo entre instructores principiantes) por “llegar al final” del repertorio.
Como si mostrar ejercicios complejos fuera sinónimo de buen nivel.
Y no, no lo es.
Lo que marca la diferencia no es lo que el alumno hace.
Es lo que comprende.
Lo que integra.
Lo que puede repetir con conciencia sin que nadie lo corrija.
Para mí, repetir es avanzar.
Volver atrás no es un fracaso.
Es parte del proceso.
Es más: si tengo que quedarme en un mismo patrón durante semanas para que los alumnos lo entiendan, me quedo.
Porque sé que cuando llegue el momento de avanzar, lo harán desde un lugar firme, integrado y seguro.
Y eso es enseñar Pilates.
Lo otro… es mostrar ejercicios.
✅ 10 acciones para favorecer el progreso real de tus alumnos en Pilates
Y ahora puede que te estés preguntando:
¿Cómo puedo favorecer ese tipo de aprendizaje profundo en mis clases?
Pues déjame decirte que no hace falta inventar nada.
Basta con aplicar el método con intención y dar valor a lo esencial.
Aquí te dejo una lista de acciones sencillas pero muy efectivas que puedes implementar desde ya para ayudar a tus alumnos a avanzar, aunque no hagan nunca el Crab:
- Repetir los mismos ejercicios durante varias sesiones, cambiando el foco de atención en cada una.
- Dedicar tiempo a los ejercicios preparatorios o premat, aunque el grupo ya conozca otros más avanzados.
- Pedir que repitan el ejercicio sin mirar al resto del grupo, fomentando la concentración interna.
- Reducir el número de repeticiones, pero aumentar la calidad y la presencia en cada una.
- Indicar un solo objetivo por ejercicio, como la respiración, el centro o la estabilización y mantenerlo hasta que se integre de verdad.
- Revisar regularmente los básicos, incluso en niveles intermedios y avanzados.
- Observar si el alumno ha integrado el movimiento, no «si lo ha hecho bien».
- Volver atrás sin miedo cuando detectes que se ha perdido un principio fundamental.
- Dar espacio para descansar, integrar y empezar de nuevo con más claridad.
- Recordar a menudo que Pilates no es una coreografía, sino una construcción interna.
💬 ¿Y tú qué opinas?
Si eres instructora y alguna vez has sentido que vas “lenta”, o que no avanzas porque aún estás con los básicos, quiero decirte esto:
Si tus alumnos aún no hacen el Crab pero saben respirar, anclar, controlar y moverse desde los principios…
Créeme: estás formando un grupo de Pilates avanzado.
Si este tipo de reflexiones te ayudan a reafirmar tu manera de enseñar y te gustaría recibir más contenido así, te invito a suscribirte a mi newsletter.
Cada mes comparto ideas, anécdotas, aprendizajes y herramientas para acompañarte en tu camino como profe de Pilates.
Sin spam, sin algoritmos. Solo experiencias reales, criterio pedagógico y mucho amor por el método.
👉 Suscríbete aquí
Nos vemos en tu bandeja de entrada 😊