Estirarse en la cama, suavemente, tomando conciencia de todas las articulaciones del cuerpo, permite desentumecer los músculos de forma progresiva y lubricar las articulaciones sin forzarlas. Tómate unos minutos antes de arrancar el día y verás como transcurre con más energía.

Boca arriba toma conciencia de tu cuerpo y relájate. Estira brazos y piernas como en la ilustración de abajo. Inspira profundamente por la nariz utilizando el tórax, expandiendo la caja torácica, y el abdomen, y luego suelta el aire despacio por la boca mientras visualizas tus costillas, expandiéndose al coger el aire y volviendo a juntarse de nuevo mientras lo sueltas, como si fueran un acordeón. Repite cinco o seis veces esta respiración torácica. Ahora mueve los pies, estíralos y flexiónalos, llevando los dedos hacia ti y alejándolos. Mueve las manos de la misma forma, estira los dedos con ligera tensión, abriéndolos en abanico y vuelve a relajarlos, luego flexiona las muñecas llevando los dedos hacia tí sin despegar los brazos del colchón y afloja. Repite varias veces.

Alarga los brazos estirados hacia atrás formando una «V», tira de los brazos y de las piernas abiertas en «V» en contraposición mientras inhalas profundamente, mantén unos segundos y relaja completamente soltando todo el aire. Repite 4 veces.

Ahora flexiona las piernas y júntalas, abre los brazos en cruz por debajo de los hombros, inspira y al exhalar deja caer ambas piernas a un lado y luego al otro manteniendo los hombros pegados al colchón. Repite 4 ó 5 veces.

Junta las plantas de los pies y abre las piernas a los lados dejándolas caer muy relajadas. Mantén la posición 30 segundos mientras inhalas y exhalas conscientemente.


Flexiona las piernas y llévalas al pecho sujetándote por las tibias. Mantén la posición 30 seg. inhalando y exhalando profundamente. Vigila que la zona cervical y los hombros estén relajados, y la espalda muy ancha.

Por último ponte de pie con las piernas separadas al ancho de la caderas. Inspira, alarga la columna y soltando el aire ve dejándote caer hacia el suelo, articulando la columna vertebra a vertebra (cervical, dorsal, lumbar) y ve bajando redondito hasta los pies dejando que los brazos cuelguen pesados. No rebotes para llegar más lejos, no importa si no tocas el suelo. Ahora coge aire profundamente abriendo bien las costillas a los lados y atrás, y soltándolo vuelve a crecer alargando tu columna vertebra a vertebra. Lo último que alargas es la cervical. Repite el ejercicio 4 veces.

Realiza estos sencillos ejercicios, de forma suave y consciente cada día y será suficiente para que te sientas como nuevo al despertar.
Prueba y me cuentas.

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