Si leíste el artículo «El sistema fascial. Envueltos y conectados por un tejido vivo, altamente adaptable y con mucha movilidad», recordarás que la fascia es una estructura de tejido conectivo fibroso muy resistente, que se extiende por todo el cuerpo, como una red tridimensional, conectando y envolviendo todas las estructuras corporales, y a la vez, separándolas entre sí, que cumple funciones muy importantes en la biomecánica y metabolismo corporal, que está poblada de receptores y terminaciones nerviosas, y por lo tanto, es sensible al movimiento y estimulable a través del mismo.

Hoy voy a contarte como podemos y debemos entrenarlo, a través del movimiento, para fortalecerlo y mejorar su remodelación.

Desde que en el año 2007, investigadores como Tom Myers, Robert Schleip, Divo Müller y Wilbour Kelsick, presentaran en el primer Congreso de Investigación Fascial internacional, sus hallazgos sobre la importancia de la fascia,  para el movimiento del ser humano, empieza a hablarse de un tejido vivo, altamente adaptable, y con mucha movilidad, que puede ser estimulado específicamente con ejercicios activos, con un objetivo muy claro, remodelar el tejido fascial a través del movimiento. y convertirlo en un tejido conectivo, elástico, resistente y flexible.

Esta evidencia de que la fascia es más que un recubrimiento muscular, lleva a profesionales de la salud y el movimiento, a desarrollar  la idea de «entrenar las fascias». ¿Por qué no tener en cuenta este tejido, habiendo quedado demostrado, que la fascia se adapta y cambia su arquitectura en función de las demandas a las que se le somete. Que está viva y tiene gran influencia en la transmisión de fuerzas en nuestros músculos y articulaciones, en nuestros movimientos, en nuestra postura, nuestra propiocepción y nuestra sensación de dolor? 

Sabiendo todo esto, sería absurdo no tener en cuenta el entrenamiento fascial,  y cambiar el enfoque a una nueva forma de entender el cuerpo humano como un todo, donde la fascia juega un papel mucho más importante de lo que hasta ahora se conocía. Contribuciones significativas en este objetivo fueron hechas por el terapeuta Thomas W. Myers (EE.UU.), el quiropráctico y ósteopata Wilbour Kelsick (Canadá), y los profesores de educación física alemanes Markus Rossmann y Stefan Dennenmoser, que desarrollaron un entrenamiento específico llamado «Fascial Fitness»,  cuyos principios de entrenamiento, y sus aplicaciones prácticas, describieron Robert Schleip y Divo Gitta Müller, en su primera publicación académica en abordar este tema.  

Rebote elástico, Estiramiento fascial, Liberación fascial y Refinamiento sensorial, son los principios en los que se fundamenta «Fascial Fitness». Un método de entrenamiento del sistema fascial, que mediante ejercicios específicos de carga, estiramientos dinámicos y movimientos de rebote, pretende mantener el tejido conectivo, elástico y resistente, de manera que funcione de forma efectiva.  

Una fascia saludable tiene una estructura relajada y ordenada, pero puede endurecerse y adherirse, como resultado de estímulos mecánicos o químicos, provocando dolor y rigidez. Las capas fasciales están bajo una constante tensión, frotándose unas con otras. Cuando la fascia se tensa y se acorta, los nervios quedan atrapados. Traumatismos, inflamaciones, y por supuesto el estrés, son otras situaciones que pueden afectar al tejido conjuntivo y por tanto a su estructura, La falta de ejercicio, los movimientos repetitivos o simplemente la deshidratación provocada por el envejecimiento, causan adherencias en la fascia, limitando el movimiento de ciertos músculos y articulaciones, y provocando perdida de movilidad, eficiencia muscular y rigidez o compresión articular.

Todas estas situaciones, a las que se ve sometida la fascia, si se producen de forma continuada, pueden crear alteraciones en su composición, El tejido conectivo puede cambiar, puede dañarse, se puede inflamar, o contraerse, produciendo en consecuencia, disfunciones en su capacidad de movimiento y flexibilidad, y por lo tanto, transmitiendo dolor, ya que, recordemos, el sistema fascial se encuentra plagado de receptores nerviosos. Entrenar la fascia, contribuirá a mantenerla, en su mejor estado, reducir dolores y prevenir el riesgo de lesiones, lo que nos aportará grandes y numerosos beneficios, entre otros:    

  • Optimizar nuestra capacidad elástica de almacenamiento.
  • Flexibilizar, y fortalecer amplias cadenas musculares y miofasciales. 
  • Descompresion articular.
  • Aumentar el rendimiento muscular.
  • Agudizar la coordinación.
  • Cultivar la percepción del cuerpo aumentando la conciencia corporal.
  • Aumentar el nivel de agudeza y precisión  mejorando la calidad de los movimientos.
  • Aumentar la hidratación celular.
  • Estimular la producción de colágeno.
  • Prevenir el dolor y la tensión.
  • Calmar el sistema nervioso,

Ahora que ya sabes que las fascias son entrenables y la influencia que tienen en nuestro bienestar muscular y articular, en nuestra postura, nuestros movimientos, y en nuestra sensación de dolor, sólo necesitas saber COMO entrenarlas…

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