Alguna vez te has preguntado, que importancia tienen los pies, en la práctica de yoga o pilates?

Sentir como los pies, están en contacto con el suelo, con el peso del cuerpo, bien repartido sobre sus plantas, es fundamental, para poder crear, una postura fuerte, que nos dé, la estabilidad necesaria, para realizar los ejercicios de pie, desde la firmeza y equilibrio que aporta, una correcta alineación de los pies.


Los pies, son el pilar de nuestro cuerpo, los que reciben todo el peso. Cualquier desequilibrio en la pisada, se reflejará en los tobillos, en las rodillas, pelvis y caderas, y en consecuencia, en una mala alineación de la columna. que, a su vez, genera tensión en las articulaciones.

Tomar conciencia de tu pisada, enraizando los pies en el suelo, desde toda su base, es imprescindible, para poder realizar, una práctica, correcta y segura, de las posturas que, tanto en Pilates, como en Yoga, se realizan en bipedestación.

Durante la práctica de pie, el peso, se debe distribuir, de manera uniforme por toda la planta, los dedos de los pies se deben apoyar, bien estirados, creando una base sólida, y evitando la tensión en los arcos de los pies, que se deben elevar, de manera natural, hacia arriba.

El concepto de enraizar, muy arraigado sobre todo, a la práctica de yoga, no es otra cosa, que una toma de conciencia. Se trata de equilibrar el cuerpo, en relación a la gravedad de la Tierra, creando, una base firme y segura, desde la que construir la postura, o asana, si hablamos de yoga.

Un trabajo adecuado de los pies, nos dará, un soporte «enraizado», fuerte y estable, que afectará, positivamente, a todo el cuerpo.

Descálzate, y prueba este ejercicio de conciencia corporal, que incluyo en todas mis clases de Pilates.

Colócate de pie, con las piernas separadas, al ancho de las caderas, los pies mirando al frente, y  las rodillas sin tensión, ligeramente flexionadas.

Piensa en los dedos de tus pies y comienza a apoyarlos en el suelo uno a uno, como si de la raíz de un árbol se tratase, siente el peso de tu cuerpo bien repartido en toda la base del pie.

Tu cabeza, será la copa del árbol, que se mantiene erguida, hacia el cielo. Inclina la cabeza, ligeramente hacia delante, sin doblar el cuello, de forma que la barbilla, caiga ligeramente hacia delante, para extender el cuello y ayudar a alargar la columna.  

Mantén los hombros relajados, bien abiertos, alejados entre sí, y lejos de las orejas. Imagina una amplia sonrisa dibujada desde un hombro al otro, pasando por tu pecho.  

Mientras inhalas y exhalas profunda y conscientemente, visualízate, como un majestuoso árbol, enraizando los pies sobre la tierra, y elevándote, al mismo tiempo, con la cabeza hacia el cielo.

Si las raíces no son profundas, el árbol no podrá soportar el clima

Yogi Bhajan

Estudio de Pilates y Yoga enesenciamovimiento

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