Afortunadamente la aparición de lesiones como consecuencia de practicar Pilates no es algo frecuente, al menos en los centros donde se trabaja con monitores cualificados que se actualizan con formación continua y que ofrecen una atención personalizada o en grupos reducidos.
No obstante el crecimiento que ha tenido Pilates en España ha sido espectacular, y aquí es donde surge el problema, pues debido a la alta demanda de clases han aparecido numerosas empresas, asociaciones y federaciones que publicitan cursos de formación de monitores de Pilates sin apenas garantías (cursos de fin de semana, con muy pocas horas lectivas, sin prácticas, e incluso ¡a distancia!, o monitores de gimnasios que recogen información de diversas fuentes, videos, manuales, etc, y comienzan su «enseñanza».
El resultado es obvio. Ante la avalancha de «monitores» que se han formado de esta manera, impartiendo clases de Pilates en los gimnasios o en los centros sociales de los ayuntamientos, es normal que no se produzcan los efectos beneficiosos de Pilates o que aparezcan molestias, dolores e incluso lesiones más o menos graves
Desgraciadamente el «boom» mediático hace que no se tengan en cuenta las consecuencias que Pilates puede originar cuando no está bien dirigido.
De la misma manera que bien realizado es una fuente de salud, mal enseñado puede ser causa de lesiones para clientes o alumnos que en manos de un profesor inexperto o en clases masificadas, como ocurre en multitud de gimnasios, tienen alto riesgo de lesionarse.
Puede tratarse de lesiones que aparecen al día siguiente o de molestias que se interpretan como normales, pero que nos están avisando de un daño corporal.
Las zonas que suelen verse más afectadas son la rodilla, la columna (lumbar, dorsal y cervical) el hombro y las caderas. O sea, las zonas que mejor podría trabajar Pilates, se convierten en manos de un profesor inexperto, en ¡zonas de riesgos de lesión!.
Estos problemas son de entera responsabilidad del instructor, consecuencia de la inapropiada realización de los ejercicios debido al desconocimiento del método.
Son muchas las posibilidades de provocar dolores como consecuencia de ejercicios de Pilates mal realizados, ya sea en suelo o máquinas.
De origen óseo, por ejemplo al producirse una compresión de las vértebras dorsales en el estiramiento de la columna, debido a la falta de alargamiento previo.
De origen articular, cuando se trabajan ejercicios de rotación y flexión de tronco en alumnos con problemas de hernia.
De origen muscular por la elevación de los hombros durante ejercicios como el Swan por ejemplo, incluso de origen neuronal por atrapamiento del ciático en el síndrome piramidal, o por sobrecarga, lo que normalmente ocurre por una inapropiada progresión.
La principal causa de las lesiones es la inapropiada realización de los ejercicios por no respetar los principios del método, bien sea porque hay una mala alineación al no corregirse los defectos de ejecución del ejercicio, bien porque no esté adaptado a la persona, o porque se haga con demasiada intensidad.
Cada persona tiene unas necesidades de movimiento diferentes por lo que la progresión que se haga es muy importante. Un ejercicio hecho antes de un tiempo de preparación puede producir una lesión, y eso es de primero de Pilates.
Si queremos evitar estas lesiones, debemos ser muy escrupulosos en la elección del centro o instructor que va a darnos las clases. Únicamente de esta manera podremos «recibir» la auténtica esencia del método Pilates sin ningún riesgo para nuestra salud.
Si vas a practicar Pilates recuerda … «Todo está en el como»
Y ahora cuéntame, ¿te has lesionado alguna vez practicando Pilates?
Marisa Rodriguez directora y profesora de Pilates y SGA en enesencia