La ciática es la inflamación de la raíz del nervio ciático, y este nervio, es el más ancho y largo del cuerpo.
Se origina a nivel de la pelvis, concretamente entre la zona lumbar y la zona sacra, y se dirige hacia la parte posterior del muslo, pasando por la zona glútea. En este punto, atraviesa un conducto oseo de la pelvis, denominado escotadura ciática mayor, y discurre muy próximo a la masa del músculo piramidal, concretamente por debajo del mismo.
El nervio ciático, continúa su recorrido por la parte posterior de la pierna, hasta alcanzar la fosa poplitea (detrás de la rodilla). Aquí, se divide en dos ramas, que a su vez, se van dividiendo, dando lugar a otros nervios de calibre menor, hasta llegar al pie.
Su extenso recorrido y gran tamaño, hacen al nervio ciático particularmente vulnerable, a sufrir compresión en algún punto de su recorrido, provocando una serie de síntomas asociados, como por ejemplo, un dolor que comienza en la zona lumbar y glútea, y se irradia, por la parte posterior de la pierna, llegando hasta el pie.
Otros síntomas de la ciática pueden ser, sensación de hormigueo, pérdida de fuerza y/o pérdida de sensibilidad, incluso pudiendo llegar a producir parálisis, (impotencia funcional de la extremidad afectada), en casos muy extremos.
Alteraciones, de los discos intervertebrales, protusiones o hernias discales, pueden producir también la ciática, asi como alteraciones, de los agujeros de conjunción, por donde salen las raíces nerviosas.
Otra causa de la ciática puede deberse también, a microtraumatismos de repetición, sobrecargas musculares, como el síndrome del piramidal, fractura de pelvis o deformaciones del raquis.
Pero, ¿que podemos hacer ante un ataque de ciática?
Pués en primer lugar, debemos visitar a nuestro médico y a nuestro fisioterapeuta. Ambos realizarán las pruebas correspondientes para establecer un diagnóstico.
Sin embargo, hay algunas indicaciones, que podemos seguir en todos los casos, y que nos ayudarán a disminuir el dolor en la fase aguda, entre las primeras 24-72 horas. Por ejemplo, mantener reposo relativo, aplicar calor local, para provocar un efecto relajante y analgésico, y aplicación de frío local, para reducir la inflamación. Una vez pasada la fase aguda, se puede comenzar la rehabilitación con técnicas de fisioterapia y masaje.
Junto a estas técnicas de rehabilitación, también es muy aconsejable, la práctica de ejercicios suaves y controlados como el metodo Pilates, ya que fortalece los músculos y las articulaciones de la espalda, aliviando el dolor.
Además, Pilates, proporciona una reeducación postural muy efectiva, eliminando los malos hábitos posturales, que son, los principales causantes de desequilibrios y patologías en la columna vertebral.
El método Pilates, contribuye a eliminar las posturas forzadas, y a mantener la estabilidad y la posición correcta de la zona afectada. Un adecuado alineamiento vertebral, va a prevenir, nuevos desequilibrios y patologías vertebrales, que puedan ocasionar pinzamientos del nervio ciático.
Como no puede ser de otra forma, las clases de Pilates, han de ser, totalmente individualizadas.
En enesenciamovimiento, lo tenemos claro. Haremos siempre una valoración previa de tu caso, totalmente personalizada, para estudiar y diseñar el protocolo de actuación en cada caso particular.
No te la juegues y exige calidad. Ponte en manos de profesionales, debidamente cualificados.
¡Pilates también puede ser muy lesivo!
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