Has salido del trabajo con la hora tan justa, o te has entretenido en casa haciendo «eso tan importante», que llegas tarde a tu clase de Pilates…
¡Ah no, yo no me la pierdo!, piensas. Así que comienzas a correr como una loca para llegar, aunque sea quince o veinte minutos tarde.
Te unes a la clase con la respiración entrecortada, y completamente estresada te acoplas al ritmo de tus compañeros para empezar los ejercicios… ¿Te suena?
Estoy segura de que te ha pasado alguna vez. Has entrado en clase «si te lo han permitido» y tu profesor o profesora te ha recordado la importancia de ser puntuales para no perderse el premat o calentamiento previo a la clase de Pilates.
Tal vez pienses que es algo exagerado dar tanta importancia a una mínima parte de la clase, pero si te quedas hasta al final entenderás porqué para recibir una clase «completa» de Pilates, no puede faltar el premat.
Lo que diferencia al método Pilates de otras formas de ejercicio, es precisamente su enfoque de entrenamiento combinado cuerpo y mente, con el fin de lograr esa conexión tan necesaria para trabajar con control.
Aprender los principios del método y aplicarlos es fundamental para entender el potencial de los ejercicios y conseguir sus beneficios. Y, aunque durante toda la clase se debe trabajar con los principios como base, es en la fase de premat o calentamiento, donde profundizamos de una manera más consciente en ellos.
Si te pierdes el PREMAT te estas perdiendo esa conexión, ese momento en el que comienzas a tomar conciencia de tu respiración y de tu postura.
Yo no concibo Pilates sin un buen premat. Por eso en todas y cada una de mis clases, le doy la importancia que se merece, con el objetivo de realizar un calentamiento funcional para preparar el cuerpo y la mente.
¿No sabes en que consiste el premat? Sigue leyendo, te lo cuento con detalle 😉
En una clase de Pilates, el instructor debe dedicar unos diez minutos aproximadamente, a que te conectes con tu cuerpo:
Para que tomes conciencia de la respiración, prestando atención a como se mueve tu caja torácica al inhalar y al exhalar y como se alarga tu columna vertebral.
Para que sientas como todos los músculos profundos del abdomen y del suelo pélvico, se traccionan al conectar el «power house», como si te ciñeras un corsé.
Para que trabajes conscientemente la estabilización escapular y el control de la caja torácica, y entiendas el principio de disociación.
Para que puedas experimentar el control en tu pelvis al realizar los ejercicios de estabilización lumbopélvica, y aprecies la diferencia entre trabajar en neutro y en imprint a través de sus movimientos.
Para que aprendas a «sentir el cuello largo», practicando la forma correcta de alinear la cabeza con el tronco sin tensión, mediante la correcta articulación craneovertebral.
Realizar ejercicios de precalentamiento antes de comenzar la sesión de Pilates te ayudará a liberar cualquier tensión del cuerpo y a estirar todos tus músculos y prepararlos para cualquier desafío.
Entender los principios es fundamental para recordar durante el desarrollo de la clase, que se pretende con cada ejercicio, y así poder ejecutarlo correctamente y sin riesgos.
Por eso, realizar un exhaustivo y minucioso premat con el que trabajar la respiración, estabilizar los hombros, conectar correctamente el Power House, hacer real la elongación axial y la pelvis neutra, resulta imprescindible para conseguir los beneficios de este gran método, más importante aún en clases de grupo.
¿Todavía piensas que perderte los diez primeros minutos de la clase no tiene importancia?
Me encantaría saberlo. Te leo en los comentarios 😀
Marisa
Marisa Rodriguez directora y profesora de Pilates y SGA en enesencia